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El cambio climático y la energía solar no son tan buenos socios como podría decirnos el sentido común. Un reciente estudio publicado en Nature pone en evidencia cómo el calentamiento global está haciendo disminuir la irradiación solar —o en términos coloquiales, los días soleados— precisamente en las regiones del planeta que hoy en día ofrecen mayor rendimiento fotovoltaico.
Por eso el cambio climático afecta negativamente, y va a seguir haciéndolo en el futuro inmediato, a la producción de energía solar a escala global. Estas conclusiones se han visto además respaldadas por otra investigación publicada poco antes, y que muestra cómo, en el caso concreto de Australia, en las últimas décadas ya ha disminuido la producción local de energía solar y eólica.
La verdadera trascendencia de ambos estudios es que ponen el foco en un problema más amplio: el tránsito a las energías renovables es una de las claves para mitigar y minimizar el cambio climático; pero es posible que antes de que se llegue a eso, el propio calentamiento global produzca unas alteraciones críticas en las dinámicas atmosférica y oceánica que pongan en jaque la viabilidad de este tipo de energías limpias. Su talón de Aquiles es, precisamente, su gran dependencia del clima y del tiempo. Y las condiciones meteorológicas cada vez son más cambiantes y difícilmente predecibles por los modelos climáticos —aumentando, además, los eventos extremos, que son una amenaza latente para cualquiera de estas tecnologías.
“Descubrimos que las tendencias temporales generales en la generación anual de energía solar y eólica debido al cambio climático son pequeñas. Sin embargo, durante los días más calurosos de cada año, el efecto en la producción de energía renovable es más severo”, advirtió Jing Huang, uno de los autores del estudio sobre el caso australiano. “Los efectos del cambio climático son diferentes para cada región”, añadió el investigador, que recalcó la necesidad de realizar más estudios en otras zonas climáticas para examinar esa variabilidad.
Otro análisis, publicado por investigadores españoles en 2019, que resume las principales amenazas climáticas (y su impacto en cada caso) para las energías renovables más importantes:
Además del aumento de temperatura global, el estudio señala otra amenaza climática común a las tres principales energías renovables: los eventos meteorológicos extremos. Quizás sea el mayor de todos esos riesgos, ya que no solo afecta a su rendimiento, sino que pueden dañar de forma severa las instalaciones, provocando desperfectos graves que las inutilicen durante un plazo más o menos largo.