La renegociación del contrato de suministro de etano de Braskem-Idesa con la petrolera nacional Pemex, junto con una nueva terminal de etano de US$400 millones, impulsaría la industria petroquímica de México.

El acuerdo anunciado el 28 de septiembre llega en un momento oportuno, dijo Rina Quijada, vicepresidenta de desarrollo de negocios y especialista de la industria petroquímica regional de IHS Markit, dada la creciente demanda de envases comerciales y artículos de un solo uso, como bolsas de supermercado recicladas, durante la pandemia. Esos artículos son fabricados con polietileno de baja densidad (PEBD) y de alta densidad (PEAD), insumos producidos por la planta Etileno XXI, en que Braskem-Idesa invirtió US$5.000 millones.

Localizada en Nanchital de Lázaro Cárdenas del Río, en el estado de Veracruz, Etileno XXI inició sus operaciones en 2016. Se ubica cerca del sitio previsto para la terminal de etano que Braskem-Idesa planea habilitar en el puerto Laguna de Pajaritos, en el clúster de instalaciones petroquímicas y de petróleo y gas de Pemex en Coatzacoalcos, también en Veracruz.

“Ahora pueden avanzar, pueden construir la terminal y traer el etano”, indica Quijada a BNamericas.

 

DIFERENCIAS RESUELTAS

Quijada señaló que los conceptos del contrato de suministro original reflejaban un momento distinto del mercado latinoamericano de materias primas y que el suministro de etano ya experimentaba un gradual declive cuando se inauguró Etileno XXI.

Para compensar, Pemex intentó durante los primeros tres o cuatro años ajustar el suministro a sus propias instalaciones y, en ocasiones, tuvo que detener la producción en la línea de PEBD de la refinería Cadereyta y en el complejo de Morelos, que fabrica PEBD y PEAD.

Mientras tanto, Braskem-Idesa se encargaba de un gran proyecto con Etileno XXI, todavía en las primeras fases de su ciclo de vida, con años de servicio de la deuda por delante para cubrir la inversión inicial. Por eso deseaba mantener tasas de operación de 80-90% para garantizar el servicio de la deuda, para lo cual era vital un suministro constante de etano.

Para cuando la pandemia alcanzó su punto máximo el año pasado, el suministro se había agotado y la demanda de plástico se disparó, lo que obligó a Pemex a importar etano para cumplir con las cuotas de Etileno XXI y no sufrir las severas sanciones establecidas en el contrato.

 

La disputa llamó la atención del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien consideró desechar el contrato con la acusación de corrupción.

“Eso se vio mal”, según Quijada.

Sin embargo, las empresas pudieron superar las tensiones con una renegociación.

Quijada señaló que la instalación podría abrir en 2023, aunque la fecha dependerá de la evolución de la pandemia y de una dinámica logística y laboral estable en la región. Agregó también que el cambio climático también podría tener efectos.

 

DETALLES DEL CONTRATO

Empresa de riesgo compartido formada por el grupo mexicano Idesa y Braskem, división petroquímica de la brasileña Odebrecht, Braskem-Idesa reveló detalles del acuerdo el martes en un comunicado. Los términos están sujetos a la aprobación final de los directorios de ambas empresas.

“Además de resolver diferencias históricas que venían siendo discutidas por las partes, [el acuerdo] establece nuevos compromisos de volumen y precios para el suministro de etano de Pemex a Braskem-Idesa, compatibles con la disponibilidad actual y futura de esta materia prima en el país”, señala el comunicado.

También permite “la sostenibilidad a largo plazo de nuestra planta” y define planes para construir una terminal de importación de etano en el puerto de Laguna de Pajaritos.

La ubicación es ideal, porque el puerto es el principal destino del etano, agregó Quijada.

La planta se encuentra en el trazado previsto del corredor interoceánico del istmo de Tehuantepec (TIIC), que conecta el eje del golfo de México, en Coatzacoalcos, con el eje de la costa pacífica de Pemex en Salina Cruz, Oaxaca, a través de ferrocarril y una carretera. Además, incluiría un gasoducto.